sábado, 29 de noviembre de 2008

Último Testamento de cuando Dios y Satanás se reunieron y de la Segunda Creación

Hecho el depósito Ley 11723
Copyright del autor

ISBN 987-43-2242-X

POR QUÉ SOÑAR


La pequeña aldea provinciana que recorría aquella vez, está situada sobre la margen oriental de una laguna a la que acuden los pescadores para tentar suerte. Allí avisté a un hombre de edad madura y tez cetrina que, aparejo en mano, se hallaba sentado en el extremo del muelle, pescando. Dialogando con él, supe que había nacido en un lugar distante y que no obstante que él y su esposa ya no comían pan por razones de dieta, éste nunca faltaba en su mesa. Porque, explicó, el pan había estado dolorosamente ausente en su niñez. Y ahora, ya sesentón, quería ver diariamente su mesa ornada con pan, siempre.

Creo que tal acontece en mi vida. No con el alimento que llevo cotidianamente a mi boca, sí con el que precisa mi espíritu para hallar sosiego. Miro en derredor y veo a mis iguales afanándose por poseerlo todo, mutando amor por dinero y anhelando lo que les es del todo innecesario. Miro hacia atrás y también hacia adelante en el tiempo, ojeo la historia de los hombres y escudriño en sus anhelos y veo que no veo. Busco entonces un territorio distinto y elijo un paisaje blanco, fecundo y preñado de perplejidad. Y sueño.


Producto de esos sueños es éste libro que pongo en tus manos, ofrezco a tu lectura y confío a tu comprensión. Desnudo mi alma en él para mostrarte sin pudor mis adentros y mis reflexiones. Quiero mostrarte el pan que adorna mi mesa cada día.

Antes de iniciar el viaje por este camino de papel y de tinta, déjame hacerte una advertencia, lector. Ten en cuenta que ninguna realidad ha estado ausente en los sueños, afanes y utopías que ayer edificaron los hombres. Y aquí, si quieres, puedes encontrarte también con el anhelo y la fatiga de Dios.

Eduardo Dermardirossian


ÚLTIMO TESTAMENTO

1 Dios mira al mundo

1 Habíase entronizado el dinero como nunca antes desde que el hombre fue creado. Toda relación, todo afecto y alianza eran presididos por el dinero, algunas veces en forma manifiesta y otras veces de manera embozada, pero siempre era esa la causa primera y con frecuencia única del trato entre los hombres.
2 En tales condiciones, los acuerdos duraban tanto como los intereses coincidentes entre los hombres. Con harta frecuencia eran rotos los contratos, las amistades eran quebradas, los matrimonios y otras uniones eran disueltos y las alianzas devenían en conflictos y hasta en guerras, con sus consiguientes secuelas de dolor, infelicidad y muerte.
3 Fauna y flora eran depredados en procura de beneficios dinerarios y la tierra y el agua y el aire eran degradados al punto de tornarse cada vez mas escasos los recursos para la subsistencia humana.
4 Los hombres diferían de los animales de los montes en que mientras éstos peleaban y mataban para procurar su alimento, aquellos lo hacían también para acumular dinero y otras riquezas, sin mirar si alguna vez habían de necesitar de ellas durante su vida finita. Así entonces la vida humana habíase tornado despiadada y cruel, ajena a toda noción de justicia, distante de todo sentimiento de amor y sin cualidad alguna para ver la belleza. Era la noche en el mediodía de la historia humana.
5 En esas condiciones eran frecuentes las guerras y los conflictos de toda clase, los cuales encontraban las más variadas justificaciones. El bien y el mal ya no eran distinguidos y lo que decía hacerse en nombre de Dios era en beneficio malhabido de los hombres y mujeres de ese mundo en descomposición y agonía.

2 Dios padece por causa de su debilidad

1 Convencido de que este estado de cosas no podía ser cambiado de modo espontáneo y habiendo advertido que Sus mandatos ya no eran obedecidos por los hombres, Dios cavilaba en el Cielo acerca de cuál era la conducta adecuada a seguir. Sentía que había envejecido en exceso y que Sus fuerzas declinaban cada vez más. Sabía que ya era un desconocido entre los hombres y por eso lloraba a solas, lejos de la mirada de los Príncipes del Cielo, sin poder evitar el mal en la tierra ni la honda tristeza de saberse despojado de Su omnipotencia de otrora.
2 Afligíase Dios en el Cielo de esta suerte, cuando comprendió que irremediablemente debía asumir Su flaqueza y requerir opinión de los miembros de Su Corte, que los había sapientes y prudentes entre ellos. Los reuniría a todos en Asamblea Celestial y tras exponerles la afligente realidad del mundo les pediría opinión.
3 Desde el inicio de la Eternidad nunca había ocurrido cosa parecida, pues Su Reinado había sido absoluto como ninguno y nadie jamás había osado dar opinión en Su presencia acerca de cosas mundanas ni celestiales. Su voluntad era la Ley y ya había sido dicha otrora. Pero en el presente el mundo había mudado y otra era la situación, por lo que otro había de ser también el modo de hallar arreglo.
4 De esta suerte cavilaba Dios en el Cielo cuando miró nuevamente al mundo, en dirección a los hombres. Y los vio luchando a unos contra otros, mintiendo de continuo, derramando sangre y apropiándose de lo que no era suyo, ebrios unos arrastrándose por el lodo, otros en orgías y bacanales desenfrenados, éstos acumulando en exceso lo que le quitaban a los otros y aquellos pergeñando ardides para engañar a sus prójimos.
5 Todo esto vio Dios entre los hombres y nuevamente lloró. Por ellos, pero también por Su flaqueza. Y convocó a Su corte para que reunidos en Asamblea escucharan de Su boca la causa de Sus aflicciones y diera cada uno su parecer y su consejo. Mandó situar Su Trono en un promontorio del Huerto que circunda Su Templo y convocó a los Príncipes y Señores, que acudieron y se aposentaron en su derredor, ansiosos por saber de qué se trataba.

3 La Asamblea Celestial

1 La situación de los hombres en el mundo tal como antes la había visto con Sus ojos y como había reflexionado a su respecto, la expuso Dios ante todos.
2 Dijo de Su tristeza y dijo también de Su impotencia por remediar tan penosa realidad. Anunció la necesidad de restablecer Su Imperio y dijo que para ello les había convocado, para que cada uno diera su parecer y su consejo.
3 Los exhortó a procurar que cuanto expresaran fuera para el bien de los hombres, pero también para restablecer Su Ley y Su omnipotencia quebrantadas.
4 Así habló Dios a los poderosos del Cielo y luego calló para que ellos dijeran su opinión y su consejo.
5 Hubo silencio cuando dejó de hablar el Señor y cuánto duró no se sabía, porque la medida del tiempo es de la tierra y allí en el Cielo es todo eternidad sin horas y sin días. Quizás fue un solo instante, quizás fue todo un siglo no se supo.

4 Noé

1 Por fin alguien se hirguió en el Huerto y apoyado en un bastón mas alto aún que su estatura, habló así.
2 Que soy Noé por todos es sabido, como es sabido también que me fue confiado comandar el arca para conducir los últimos resabios de la vida sobre la tierra.
3 De seguro cumplí mi misión con sumisión y obediencia porque ahora veo que así el Padre como vosotros todos me escucháis con atención. Y bien, éste es mi parecer.
4 Que los hombres desobedezcan los mandatos de Jehová no es nuevo para mí,
5 como no ha de ser nuevo el castigo y el remedio, pues que aconsejo castigo y que remedio propongo no tengáis duda.
6 Porque así como el fuego quema y extingue las cosas de que se adueña, el agua también las aniquila aunqué no para siempre.
7 En mi entender cuanto acontece es que el agua purifica porque lava, fecunda porque moja y bendice porque es del Cielo que desciende.
8 Así aconteció en los días en que fui elegido para comandar la nave
9 y así podrá suceder ahora mismo si un diluvio en el mundo entero ocurriera, cubriendo los valles y también las montañas y aniquilando cuanto los hombres hubieran acumulado para su contento.
10 Vidas y esperanzas hallarían su fin y con ellas también males y quebrantos.
11 Y si así lo dispusiere Jehová , es mi entendimiento que renacerá un nuevo hombre,
12 pero que no sea hembra y varón sino ambos en uno para que ninguna pasión lo ciegue y sea bondadoso para siempre como ofrenda al Padre.
13 Porque la posesión primera es la de la hembra por el varón y viceversa, que así lo he visto en el arca, y no habiendo tal no habrá mal y la Ley será cumplida.
14 A los pies del Padre y porque se me ha pedido y porque fue mi divino designio, propongo que un nuevo diluvio universal sea el remedio.
15 Entonces, pues, habrá que separar al elegido.
16 Resta saber si lo será de entre los habitantes de la tierra
17 o de entre quienes el Cielo ya han merecido.
18 Ésta es mi opinión y mi consejo.
19 Así habló Noé y recogiendo su vestido sentóse a la vera de un sendero, mientras se oían murmullos a causa de su alocución.
20 Entretanto Dios, que había escuchado con atención e interés por cuanto había sido dicho por su otrora elegido, observaba inquisidoramente las expresiones de los demás para ver signos de aprobación o rechazo en sus rostros.

5 Moisés

1 Fue entonces que alguien más se incorporó y habló así.
2 Soy llamado Moisés en este Reino como lo fui también cuando conduje a los hijos de Israel a través del desierto hostil hacia la tierra que les fue prometida.
3 Entonces supe de las grandezas de los hombres pero también de sus miserias,
4 por lo cual sé de las desventuras de los hombres del ahora como también sé de sus remedios y de los arduos caminos que ha de recorrer para alcanzar el destino querido por el Padre.
5 Y si por otra vez me fuera concedido guiar al pueblo de Dios por la aridez de los caminos sin frutos
6 y sin otro premio para ellos que los mandatos divinos del Supremo y el arribo a Su regazo y a Su tierra,
7 lo haré con sumisión mas con valía porque no han de tentarme los demonios ni corromperme los becerros de oro ni los lodazales del mundo.
8 Es al pueblo de Dios que he conducido por senderos penosos
9 y a él he llevado al destino prometido.
10 ¿Porqué no ha de ser que ahora los guíe por donde la Majestad Divina quiere que sea su camino?
11 Así entonces, estoy pronto a hacerlo pues tal parece ser mi signo y tal es también mi parecer y mi consejo.
12
Dicho ésto Moisés alzó sus ojos y por una vez miró a Dios para saber si su opinión había merecido la aprobación divina.
13 Mas no pudo saberlo porque el Padre escuchaba cuanto le era dicho con el rostro impasible, la cabeza gacha y sus ojos clavados en el mundo doliente de los hombres.
14 Entonces se sentó y de su alforja extrajo pan sin levar
15 y lo dio para que comiendo de él supieran sus vecinos cuánto habría de pesar en los hombres el camino a recorrer para su salvación y para el contento del Padre.
16 Enternecido porque sus amados le ofrecían de esta suerte su devoción y apenado por cuanto veía acontecer entre los hombres, Dios lloraba y ya no ocultaba las lágrimas que corrían por Sus mejillas. Anhelaba encontrar la respuesta buscada y por eso permanecía en la cima del promontorio de Su Huerto para considerar cuanto le era dicho y sugerido por los miembros de Su Corte.

6 Jesús

1 Fue entonces que poniéndose de pié habló Jesús con estas palabras.
2 Mi Padre me anunció que de los hombres las heridas había de sanar con mis heridas y por eso nací de mujer.
3 Y fui el hijo y a un tiempo fui el Padre y fui también quien en la cruz virtió su sangre para que el hombre fuera redimido.
4 Y fue dicho que había de regresar entre los hombre para elegirlos según cada uno había sido.
5 Los vivos y los muertos aguardan ese juicio y el tiempo ya es venido.
6 Así como una vez cargué la cruz en mis espaldas y luego en ella fui desangrado,
7 así es mi entender que debe acontecer en esta hora para que mi padre sea obedecido.
8 No podéis, dije a los hombres, servir a Dios y a las riquezas
9 y ellos a las riquezas sólo han servido.
10 Les dije también que sois la luz del mundo
11 y la penumbra ha sido su alojo y su morada.
12 Al que te pida dale, les dije en su día
13 y unos a otros el pan se han quitado.
14 El precepto del amor ha caído en olvido y los hombres incurren en pecado.
15 Concédame mi Padre regresar entre Sus hijos para que muriendo nuevamente en la cruz, ellos convivan con amor
16 hasta que las guerras muden en ceremonias de alabanza a Dios,
17 hasta que el arma se transforme en arado,
18 hasta que las arcas del rico hayan enflaquecido porque el pobre su hambre haya saciado.
19 Concédame mi Padre sangrar por mis heridas hasta que Su Imperio sea bienamado.
20 Dijo esto Jesús y calló.

7 Mahoma

1 Y aunque cuanto había sido dicho era bueno y porque otro camino él había hallado, habló Mahoma en la Asamblea Celeste en dirección a Dios y éstas fueron sus palabras.Porque el Padre lo dijo y por cuanto he escuchado supe que el hombre en la tierra transita por caminos de pecado. 2 No así en el Cielo, bajo la mirada atenta y amorosa de nuestro común Progenitor somos armoniosos y mutuamente bienamados, elevando cantos de adoración y de alabanza.
3 Los unos en desorden y pecado,
4 los otros elegidos todos, somos llamados por Dios para enderezar caminos y lavar las almas.
5 Así, añadió Mahoma, ofrezco a vuestra sapiencia y a la sabiduría del Padre que consideréis mi opinión que ya os digo.
6 Disponer que el cielo y la tierra sean uno
7 bajo igual firmamento y mismo suelo,
8 un solo gobierno que sea el del Padre y una única Ley la de este Reino.
9 Y entonces habrá orden y armonía y amor
10 y habrá contento para todos,
11 mas para Dios primero.
12 Oída esta opinión hubo murmullos y hubo descontento.
13 Difícil fue saber si aquello era debido a extrema bondad o a inadvertencia por parte de aquel Príncipe del Cielo.
14 Pero es claro que disgustó a los otros Príncipes aquello de compartir los frutos celestiales con quienes no habiendo sido aún elegidos, mostraban desorden y oscuridad en sus vidas y pecado.
15 Y un secreto temor anidaba en la intimidad de los miembros de la celeste Corte y del mismo Padre.
16 Y era que de seguirse este último consejo los hombres corrompieran también el Paraíso.
17 Siguieron otras muchas opiniones en la Asamblea y todas fueron oídas por Dios y por los Príncipes, tomándose debida nota en grandes pergaminos tejidos por ángeles, que luego eran arrollados y anudados con cintas ornadas con flores celestiales.

8 Judas

1 El consejo se Judas llamado el Iscariote, de cuantos se dijeron fue el mas discutido entre todos. Por unos tenido como bueno y tenido por malo entre los otros, nadie fue indiferente ante el discurso dicho con estas palabras.
2 Quienes me creen malo son errados pues es por mí que se cumplió la profecía
3 y la Escritura es verdad porque de Dios cumplí la Voluntad Divina.
4 Ha sido por mi causa que en ocasión parecida a la que ahora aflige al Padre, el Hijo redimió al hombre de sus pecados
5 y ha perdurado el reino de este Cielo.
6 Por tal razón habito entre vosotros y por lo mismo hablaré de cuál remedio es mejor para lavar al mundo de sus males.
7 Pero ha de saberse primero que los hombres de ahora han pecado más aún que los de entonces
8 y por tanto el remedio ha de ser otro.
9 Mas dejad que antes os diga lo que creo acerca del mal y del bien.
10 Porque la ausencia de uno no acontece a causa de que el otro no exista en el terreno
11 y es que el uno y el otro marchan juntos y cohabitan de seguro el mismo reino.
12 Por eso son de igual madera el bien y el mal
13 y no habrá modo de elegir lo uno si primero no vemos lo que es otro.
14 De ahí que os digo que miremos, oigamos y toquemos lo que anhelamos apartar de entre los hombres, para que luego sea el amor lo que gobierne sus actos.
15 Por cuanto digo creo y así lo ofrezco al Padre de este Cielo que para separar las mieses y distinguir lo malo de lo bueno, sea una Conferencia entre los Dueños.
16 Y no ha de temerse hablar con el Amo del Infierno
17 porque si queremos que en la tierra sea el bien y la alabanza del Supremo, no hay duda que debemos vencer a aquel que es hoy su dueño.
18 Parlamentar es en mi concepto el modo de conocer su maña y sus ardides
19 para luego advertir a los hombres por cuál sendero han de arribar al Cielo.

9 El beso de Judas

1 Oído ésto Dios alzó la vista y miró al Iscariote escudriñan do muy hondo entre sus gestos y le interrogó de esta suerte.
2 Siendo Satanás engañoso y oculto a los ojos de los hombres pero también a los Míos, ¿cómo habré de saber cuál es él de entre tantos que hay en el infierno?
3 Al que yo besare ese es, contestó Judas, y sabes Señor que no Te miento.

10 Desconcierto

1 Con tales palabras fueron dichas las opiniones de éstos y otros Príncipes del Cielo, todas las cuales fueron oídas por Dios desde el promontorio de Su Huerto. Y habiendo concluido las alocuciones un grande murmullo hubo en la Asamblea Celestial, intercambiando pareceres unos con otros, aprobando o reprobando éstos lo que habían dicho aquellos y perturbando más que esclareciendo al Padre en medio de discusiones y justificaciones de diversa clase.

11 El Espíritu Santo

1 Confundido Dios tenía la blanca cabeza entre Sus rugosas manos cuando un ensordecedor trueno acalló las voces y sembró miedo entre todos. Negros nubarrones se apoderaron del Cielo y rayos incesantes cayeron sobre el Divino Huerto haciendo que los Príncipes se agolparan temerosos en torno al Padre. Y cuando el rugir del Cielo hubo menguado, oyóse hablar al Espíritu Santo que dijo así.
2 Habéis sido llamados por el Supremo para decir cómo creéis que puede ser redimido el hombre del mal que padece por causa del dinero y de la codicia,
3 pero también para restablecer Su Imperio y Su Omnipotencia.
4 Y al hablar cada uno dijisteis vuestros pareceres diferentes los unos de los otros. Universal diluvio, éxodo, crucificción y confusión del Cielo y de la tierra propusisteis al Amo para remediar los padecimientos que le afligen. Que hembra y varón fueran sólo uno para acallar pasiones.
5 También ofrecisteis que conferenciaran el Señor y Satanás para que discernido el bien del mal fuera trazada la justa senda para que transite el hombre.
6 Todo esto escuché con atención y he de deciros mi parecer a su respecto.
7 Que diluvie es justo y lo es también el éxodo propuesto
8 mas a condición que no se escoja hombre ni destino cierto,
9 porque no he visto uno entre tantos cuya virtud no haya corrompido el dinero más que el diferente sexo.
10 La crucificción será objeto de mofa y la sangre que sea derramada caerá impiadosamente en los lodazales del mundo sin limpiar pecado ni enderezar las sendas de los hombres.
11 Y confundir los seres terrenales con los del Celeste Imperio no hará bien a ninguno
12 y tened por cierto que corromperá a los Príncipes del Cielo.
13 De seguro os digo que no redimiréis al hombre como antes de ahora ha ocurrido, porque éste está infecto de pus que no sana con celestial remedio.
14 Que conferencien Dios y Satán en mi concepto es buen consejo.
15 Porque el alma de los hombres es del Diablo y fue comprada con dinero, es que sólo podrá ser trocada por cosa que al Infierno importe más que la creatura de Dios y que este Reino.
16 Así que ved qué cosa ofrecerle,
17 qué cosa dar al impío y en qué términos,
18 porque sabéis que mucha es su codicia y a poco precio no ha de acceder a arreglo.
19 De Judas el consejo encuentro sabio
20 y en él puede confiar el Padre nuestro porque sé de seguro que su beso
21 dará en la mejilla de Satán para el Encuentro.
22 Haced como os digo sin encono y guardaos de contrariarme
23 porque la blasfemia contra el Espíritu no os será perdonada.

12 Dios manda llamar a Satanás

1 Y dicho esto el Espíritu Santo calló y nuevamente el firmamento estalló en truenos y los rayos cayeron por doquier en el Huerto.
2 Los príncipes del cielo perdieron la conciencia y sólo Dios quedó despierto.
3 Quizás fue un instante, un día o un siglo
4 pero al cabo despertaron del letargo las mentes confundidas y los ojos cegados.
5 Y visto lo ocurrido y mirando por otra vez al mundo, Dios mandó llamar a Satanás ante Su Estrado.

13 Dios habla a Isaías

1 Infundido de vigor por el Espíritu llamó Dios ante sí a Isaías
2 y dijo a los otros que abandonaran el Huerto.
3 Uno a uno lentamente partieron tras besar la túnica del Señor, cada quien al lugar de su aposento, temerosos los más porque Satán entraría al Paraíso.
4 Ante ti me he revelado en otros días
5 y de cuanto dije existe Testamento, dijo Dios a Isaías ordenándole sentarse a Su diestra.
6 Hoy como entonces el hombre está extraviado y bien sabes que el camino que recorre por Mí no fue trazado.
7 Transitarás el mundo porque según he visto por él discurre el camino que conduce al Infierno.
8
Serás tentado siete veces con los mundanos pecados
9 y si logras resistir las tales acechanzas entonces serás digno de ser Mi delegado.
10 En tu travesía verás que se ha cumplido la profecía.
11 Os anuncié en su día que cuando extendáis vuestras manos Yo esconderé de vosotros mis ojos
12 asimismo cuando multipliquéis la oración Yo no os oiré.
13 Llenas están de sangre vuestras manos.
14 Lavaos y limpiaos,
15 quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos,
16 dejad de hacer lo malo.
17 Por otra vez recoge el mensaje en tu corazón y sabe que es éste el sendero que ha de recorrer el hombre para Mi agrado, de suerte que sea tu inspiración al verte con Satán. Porque has de ser tú quien lo visite.
18 Llevarás Mi estandarte y el séquito adecuado y andarás las comarcas que conducen al Infierno con mi legado.
19 Arrancar a los hombres del pecado.
20 Oído esto Isaías alzó los ojos y miró el rostro de Dios
21 y lo vio de nuevo iluminado,
22 sin lágrimas y con la majestad de otrora.
23 Y comprendió que no debía dudar y que era su legado acometer con valor tan singular misión.


4 Meditación de Isaías

1 Cuando el Señor se fue a Sus aposentos aún permaneció Isaías en el promontorio del Huerto cavilando de esta suerte.
2 ¿Qué he de entender de lo que Dios me ha encomendado? ¿Porqué a mi me ha escogido si yo también fui pecador? ¿Cuál es del hombre el más grande pecado para que allí enderece mis dardos?
3 La respuesta está escrita,
4 ¡ay de los que juntan casa a casa y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo!
5 ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?

15 Partida hacia el infierno

1 Fueron preparados atavíos y vituallas para ir a través del mundo hasta el Infierno. Pan y agua en abundancia, de mieles y sal había cuanto era necesario y un brebaje que era alimento vital para los miembros de la Corte del Cielo. Y camellos en número bastante para llevar tan abundante cargamento.
2 Del séquito los miembros eran ignotos aún para los seres del Celeste Imperio,
3 mas porque Dios lo dijo era sabido que eran sapientes y que había de ser prudente su consejo.
4 Partieron todos seguidos por las bestias y mirados por los Príncipes del Cielo,
5 mas no por el Supremo.
6 Grises nubes cubrieron sus cabezas hornadas con pañuelos y traspusieron el portal coronado por flores que dieron sus pétalos al suelo.
7 Y así entró al mundo Isaías seguido por el séquito del Cielo.

16 Travesía por el mundo

1 Y vio a los hombres que los apedrearon a su paso y de ellos hicieron mofa por ser santos.
2 Que mentíanse unos a otros haciendo escarnio de la verdad.
3 Y también vio que habían guerras e iniquidad
4 y que los unos morían de hambre porque los otros acumulaban cosas y heredades para su contento.
5 Y vio que había dinero.
6 Todo esto vio Isaías el profeta y se entristeció y sintiendo lacerado su corazón lloró por los hombres,
7 Pero también por el Supremo.

17 Las siete tentaciones

1 Si eres profeta de Dios bajo Su Imperio cuánto más lo serás en este mundo. Serás monarca poderoso y dueño de cuanto hombre cruce tu camino.
2 Así dijo un ministro a Isaías y él contestó, no es ese mi contento pues sirviendo al Señor soy mas que dueño.
3 Al pronto un mercader salióle al paso y mostrando su bolsa con dinero dijo a Isaías,
4 es éste el tesoro y poseyéndolo lo puedes todo.
5 Volvió el profeta su espalda al que había hablado, dio de su pan al indigente que extendía su mano
6 y sin mirar atrás oró pidiendo al Padre perdón para el que había pecado.
7 Desnudó mas tarde una mujer su cuerpo y expuso sus pudores ante el santo y sin decir palabra aguardó a las puertas de su casa.
8 Viéndola Isaías dio su manto para que ella cubriera sus vergüenzas y dijo, ve mujer, que otro es tu encanto.
9 Al transitar caminos de montaña llegó el profeta hasta un humbroso bosque
10 y oyó cantar las aves y vio reír las las flores y sintió la brisa fresca en su mejilla. Y conoció la belleza del paraje y tentóse de establecer su casa en la ladera,
11 mas comprendió que ese mundo le era ajeno y su morada era con Dios.
12 Transitaba la caravana por camino polvoriento en una tarde de calor sin tregua
13 y un hombre de capa se acercó a Isaías y díjole, si abandonas el camino de daré eternidad y salud para que nunca mueras.
14 Y el santo entrecerró sus ojos y vio a Dios y dijo al tentador que se fuera porque la eternidad ya era su alojo.
15 ¿Porqué vives ignoto y oculto en el cielo? ¿Por cuál causa escondes tu saber y tu anhelo?. En el mundo la fama sería contigo y el halago y el oro colmarían tus días.
16 Así oyó Isaías la invitación y dijo, el halago y el oro tal como lo entiendo es venido del Padre porque Su casa moro.
17 Nadie volvió del Huerto de cuantos ya partieron y es esta vez primera que el hombre ve en tu rostro la vida tras la muerte. Así habló un soldado y dijo a Isaías la tentación postrera, convive con nosotros y enséñanos tu ciencia y la gloria ceñirá tu cabeza, hasta que tú lo quieras.
18 Mi gloria está donde tú no llegas, dijo Isaías al hombre, y ahí hay Quien me espera.

18 Arribo a las puertas del infierno

1 Recorrido el camino viendo llantos y mentiras y codicia y guerras,
2 vencidas las siete tentaciones y por eso digno del Señor, llegó Isaías con su séquito y la caravana a un camposantodonde yacían los muertos sin recibir entierro.
3 Y porque así estaba escrito sobre una gran piedra horadadapor el tiempo, supo que ese era el huerto del Infierno.
4 Viendo el arribo de los enviados del Cielo, los habitantes del lugar acudieron a su encuentro a las puertas del Infierno. Cubiertos todos con vestidos nuevos, recibieron con honores a los viajeros y ofreciéronles sentarse en medio del camposanto para que reposaran de su cansancio y tomaran aliento.
5 Trajeron vino rojo en jarras de barro que rehusaron los Príncipes del Cielo
6 porque tomar alimento de Satán les había sido vedado.

19 Los tratos previos para el Encuentro

1 Y cuando todos se hubieron aposentado, los enviados del Cielo bajo el olivo y bajo el olmo los príncipes del Infierno,
2 habló uno de éstos y dijo así. Sed venidos a bien a nuestro suelo y que el Señor del Infierno sea la razón de vuestro contento. Una cosa nos une y es la eternidad sin horas, así que decid con holgura la razón de nuestro encuentro.
3 Fue Isaías que habló y dijo de este modo. No ha de ser el tiempo quien nos dé holgura mas sí Quien nos envía a veros,
4 para que entendidos antes los menesteres previos sea un Encuentro entre vuestro Amo y el Padre nuestro.
5 La razón será dicha en su momento
6 pero sabed desde ahora que el Encuentro será presidido por Dios allá en el firmamento. Sabed que eso es próximo al Cielo
7 mas no en su adentro.
8 Vuestro Amo acudirá con séquito de reducido número y de vosotros uno hablará después de mí Isaías.
9 Cumplido ésto diré mi parecer sobre lo vuestro y dará su opinión Satán vuestro Amo.
10 Por fin Dios mi Señor dirá Sentencia que acatarán el Cielo y el Infierno.
11 Entonces habló uno de entre ellos. Consiento con lo dicho en primero mas no acuerdo que tu Señor diga Sentencia que acate el Infierno.
12 Y aunque sé que hasta éste confin llega Su Reino sabed que no obedezco, como ha acontecido hasta este día.
13 Ofrezco en reemplazo que sea Sentencia todo lo acordado
14 mas no en lo que haya diferencia.
15 Es convenido todo lo primero y será tratado quién dirá Sentencia. Ahora quiero saber con quién he hablado, dijo Isaías y aguardó respuesta.
16 Yo soy el que soy.
17 Ve y dile a tu Amo que Satanás irá cuando la luz del sol se haya apagado.
18 Partió de regreso Isaías con su séquito examinando de la misión el resultado
19 y fue su parecer que una parte de su propósito logró acometer según lo encomendado.
20 Mas sobre lo que mande Jehová a causa del Encuentro no vio el resultado.
21 Y fue su duda quién habló con él
22 y si Satán había estado.

20 Se reunen Dios y Satanás
..
1 Apagado fue el sol y acallados los cantos de los ángeles. En el lugar más alto del firmamento rodeado por doce Príncipes, uno de entre ellos Judas Iscariote, aguardaba Dios a la Misión Infernal. Los colores extinguidos por doquier, era de diferentes grises el paisaje y blanca solamente la túnica que cubría el Cuerpo Divino del Señor.
2 Poco aguardaron y vieron que por entre las hierbas que iban marchitándose a su paso llegaba la Misión Infernal en número de siete,
3 montados en camellos y sin otro cargamento que un robusto cofre, cancelada la tapa con herrajes de hierro.
4 En silencio desmontaron de las bestias y descargando también el cofre se sentaron sobre unos peñascos que emergían del suelo.
5 Así permanecieron largo tiempo sin que los Príncipes del Cielo les ofrecieran la hospitalidad que es acostumbrada en esos momentos.
6 Fue entonces que Judas Iscariote púsose de pié y avanzando con paso lento hasta uno de ellos tomó sus hombros,
7 le dijo bienvenido y besó su mejilla.
8 Era el besado el mas flaco de entre los viajeros, sin colores porque ese día era gris el firmamento y con un largo bastón que remataba en lanza.
9 Judas no alzó los ojos
10 y dio un paso atrás y luego otro y otro hasta el lugar que ocupaba antes del Encuentro.
11 Supo el Señor quién era Satanás
12 y al pronto uno de entre los Suyos tomó una pequeña piedra, la dio al Diablo y dijo, es del Cielo.
13 Dos seres del infierno cargaron el cofre hasta los pies de Dios
14 y lo abrieron para mostrar que estaba lleno de oro y de dinero.
15 ¡Cerradlo, dijo el Señor, a Mi presencia no traigas el dinero porque es el mal y si os he llamado ha sido por el bien para Mi Reino!
16 El bien y el mal, intervino Satán, son del mismo huerto. Sin uno el otro no es. Dime si miento.
17 Alerta estaba el Señor pues harto sabía las mañas del Siniestro.
18 Los miembros del séquito Divino movíanse inquietos ante el dinero allí expuesto. A sus ojos comenzó a disiparse el gris y el brillo y los dorados matices del oro atraían sus miradas que no podían apartar el cofre.
19 Y agregó Satán, porque es de mi altar y porque Te lo ofrendo no he de cerrar el cofre.
20 Llevaré el peñasco que me diste a mi reino. Toma el oro que traje para Tu contento.

21 Fracasa el Encuentro

1 Confuso estaba Dios ante los hechos mas no podía apartar el cofre.
2 Sabía de seguro que quien rozara su piel con tan malvado obsequio ya no podría trasponer las puertas del Cielo.
3 Él mismo sintió aversión de hacerlo
4 y vio que puesto allí en medio de todos, habría de ser Satán quien presidiera el Encuentro.
5 Y vio también la razón de Su flaqueza
6 y la causa total del descontento.
7 Y acudió el Espíritu Santo sin hacerse visible para el resto
8 y dijo, Vuestra Divinidad regrese al Huerto para hallar remedio. Porque en mi parecer frente al dinero escaso es el poder del Cielo.

22 Dios expulsa a Satanás

1 Dios vio la verdad de aquello y para terminar con el Encuentro mandó a encender incienso.
2 Satanás y su séquito partieron presto para no sucumbir
3 y emprendió el regreso la Misión del Cielo.

23 Dios enferna en el camino de regreso al Cielo

1 Y aunque era corta la distancia al Huerto, fue pesaroso el camino para el Supremo porque enfermó de cierto.
2 Y aunque sabedores de curar a hombres no supieron curar a Dios aquellos santos Príncipes del Cielo.
3 Dolorido el Divino Cuerpo, afiebrado y sudoroso Dios no hallaba contento.
4 Los amorosos servicios y las muchas atenciones que le eran dados por los más sabios Príncipes del Cielo no mitigaban Sus padecimientos. Todo era desconsuelo y desazón entre los doce
5 que no habían visto antes enfermar ni padecer de dolores al Supremo.

24 Dios llega al Cielo y caen las paredes del Templo

1 Así traspusieron el portal del Cielo y fue Dios a Sus cuartos a recibir consuelo y ser sanado de Sus padecimientos.
2 Presto acudieron al Huerto los otros Príncipes del Cielo y los ángeles y los buenos y los justos y también los de corazón puro y los que habían dado de su pan a los hambrientos.
3 Y todos vieron cómo caían las paredes del Templo.

25 El Espíritu se manifiesta y anuncia la Sentencia

1 El Santo Espíritu vióse por esta sola vez a los ojos de los Moradores del Cielo
2 y en presencia del Señor aún enfermo y recostado en Su lecho, dijo a todos.
3 Ved qué ha sido del Cielo y de Dios el Padre nuestro
4 por causa del dinero.5 Caído el Templo morada del Señor,
6 marchito el Huerto,
7 temerosos los ángeles del fuego
8 y allá en el mundo corrompido el hombre a manos del Siniestro.
9 Dolorido el Padre y enfermo en Su lecho dirá Sentencia para los hombres,
10 para la luz y las tinieblas,
11 también para los Príncipes del Cielo
12 y quizás para el Infierno.
13 Dicho ésto el Espíritu se situó a la diestra del Divino Lecho y calló para que hablara cada uno para sus adentros.
14 Y todos supieron porque había sido dicho y porque hablaron de lo acontecido en el Encuentro
15 que uno era el pecado del hombre y se llama dinero.
16 Por él fue corrompido el mundo y es por él que cayó el Templo.
17 Parición de Satán, causa del llanto, puñal de muerte, razón de engaño, vientre maldito, hermano contra hermano, encanto del Siniestro.

26 Isaías le implora al Señor que se cumpla la profecía

1 Del Señor obtuvo venia y habló Isaías y dijo así. He visto al hombre contra el hombre y aún contra el Cielo por causa del oro y del dinero.
2 Y sólo habrá hombre nuevo
3 y será sanado Jehová en el Celeste Imperio cumpliéndose la profecía.
4 Y besando la manta del Divino Lecho imploró al Supremo que así sea.

27 Dios dice Sentencia

1 Ayudado por ángeles incorporóse Dios y alzando Su dedo dijo.
2 Creé lo dado para que fuera el mundo según Mi voluntad
3 y para que el hombre viera en el otro a su hermano
4 y obtuviera el pan de su trabajo
5 e hiciera reverencia al Cielo y construyera templos con su mano.
6 Pero vosotros veis que He enfermado por causa de Mi aflicción y porque no he hallado en tratos con Satán remedio al mal que mora en el humano.
7 Y porque sé que es el dinero enfermedad del mundo
8 y porque Mi Templo ha caído por su causa,
9 ordeno que sea el Caos Inicial.
10 Sean uno la luz y la penhumbra,
11 que el agua y el fuego se confundan,
12 sea polvo el hombre de la tierra,
13 que el oro se transmute en piedra,
14 para que sea lo nuevo.

28 El Señor anuncia la Segunda Creación

1 Porque he aquí que Yo crearé nuevos cielos y nueva tierra y de lo primero no habrá memoria ni más vendrá al pensamiento.
2 No habrá más niño que muera de pocos días ni viejo que sus días no cumpla, porque el niño morirá de cien años
3 y edificarán casas y morarán en ellas, plantarán viñas y comerán el fruto de ellas.
4 No edificarán para que otro habite ni plantarán para que otro coma, porque según los días de los árboles serán los días de Mi pueblo y Mis escogidos disfrutarán de la obra de sus manos.
5 No trabajarán en vano
6 ni darán a luz para maldición
7 porque son de Mi linaje y sus descendientes también.
8 Y antes que clamen responderé Yo y mientras aún hablan Yo habré oído.

29 Caos

1 Y fue un rayo que tronando estalló en todas partes y el cielo y la tierra y el fuego y el agua y la luz y la sombra fueron uno.
2 Fue extinguido el hombre y el dinero y los ángeles y el infierno y el bien y el mal y cuanto había ya no hubo.

30 Génesis

1 Y dijo Su mandato Dios Único y Uno. El lobo y el corde-ro serán apacentados juntos y el león comerá paja como el buey y el polvo será el alimento de la serpiente.
2 No afligirán ni habrá mal en todo Mi santo monte.
3 E iniciando la Creación dijo. El Cielo es Mi Trono y la tierra estrado de Mis pies. ¿Dónde está la casa que Me habéis de edificar y dónde el lugar de Mi reposo
.

POR QUÉ VIVIR

Nuestra última página es ésta, lector. Hasta aquí hemos recorrido juntos el territorio de mis sueños. De aquí en más transitaremos cada uno de nosotros por caminos diferentes, azarosos, como son siempre los caminos de la vida.

Quisiera, si me dejas, pedirte algo: que olvides cuanto relaté hasta aquí, ignores su argumento, también a quien lo dijo y recuerdes solamente el mensaje del principio, donde nos preguntamos por qué soñar. Así, de este modo creo que guardarás para ti la enseñanza de aquel pescador ocasional que no hacía faltar el pan en su mesa.

Sea como el pan nuestra esperanza, alentemos utopías, miremos con ojos inocentes a uno y otro lado. No hay pecado ni culpa ni castigo. Hay amaneceres hoy y hoy es siempre. El sol, lo dijo el efesino, es nuevo cada día.

Oye, lector: cuando miro los escaparates del mundo veo unas cosas adelante, otras detrás, y otras, más atrás todavía, como sintiendo vergüenza de mostrarse a los ojos de los hombres. Elijo estas últimas, les quito el polvo que los tiempos depositaron sobre ellas y veo que brillan, son bellas, tanto como las primeras. Entonces las pongo delante. Y las cosas de abajo las pongo arriba y las de arriba quedan abajo. Subvierto todo. ¿También los sueños, también la realidad?Vivo porque me dices si y porque me dices no. Porque soy Dios y hombre, porque soy todo y nada. Porque Heráclito es mi hermano. Porque soy el intersticio infinito entre hoy y mañana. Vivo por eso.

Eduardo Dermardirossian